domingo, 3 de octubre de 2010

Cap 3: Asalto


Iban tranquilos esta vez, habían obtenido lo que buscaban, la dama de nuevo sonrío esta vez algo cansada, el hombre por su parte al ver su gesto no pudo mas que incitarla para que se apoyara en el para descansar, cosa que agradeció la joven con un gesto amable mientras apoyaba su cabeza en el hombro del que ya se consideraba su marido, mas este hablo con sutileza mientras admiraba lo poco que se distinguía del paisaje en la espesura de la noche.

-Te ves demasiado cansada, no deberías permanecer por tanto tiempo en ayunas, no te hace bien.- Pronunció mientras que con su mano acariciaba el cabello oscuro de la mujer que mantenía sus ojos cerrados atendiendo a sus palabras.

-Ya te prometí hace tiempo que seria como tú, fue una promesa que pienso cumplir hasta que llegue el momento en el que no sea necesario mi ayuno mas.- Su respuesta era extraña pero significativa para el hombre, que con una mueca de entendimiento afirmo antes de cerrar los ojos al igual que su esposa e intentar dormir algo antes de llegar al hogar. Aunque no esperaba lograrlo, pues las callejuelas de Venecia eran tan escasas que deberían por momentos abandona el carruaje para embarcar hasta su destino.



El tiempo paso lento y cuando comenzaban a circular por el firme suelo de piedra propio de la ciudad, unas voces alborotadas hicieron que carruaje cediera en su transito, no eran demasiadas apenas unas cuatro o cinco voces mezcladas entre hombres y mujeres, de manera algo desesperada. Extrañado el hombre se incorporo despacio acomodando a su mujer en el asiento sin despertarla, estaba demasiado agotada, miro por entre los cortinajes de oscura tela que escondían el interior del carruaje de todo aquel que osase interesarse de lo que en el interior sucedía, pero lo que vio le llamo de sobre manera la atención, dejando por momentos que las cortinas siguieran haciendo su trabajo.


Afuera hombres y mujeres cinco como antes había intuido y de dudoso aspecto comenzaban a rodear el carruaje, provistos por cuchillos cortos y alguna que otra pistola, pero no eran demasiadas solo dos, no suponían un gran problema para el. Pero los asaltadores tentados por lo ostentoso que parecía ser aquel carruaje y por conocer quien era aquel que en el interior estaba proseguían en su constante ataque, aunque no eran simples bandidos como el creía, tenían un fin mayor y eso se debía a que con anterioridad una gran suma de dinero se les había prometido, a cambio de crear tal distracción, asaltando el carruaje y tomando las pertenencias que les fueran posible robar.

Al ver tal cumulo de gente fuera del carruaje el caballero no pudo mas que buscar bajo uno de los asientos de terciopelo negro un rifle y una espada, aunque sabia que no seria de mucha ayuda tan solo un disparo pero quizás les sirviese para poder tener el suficiente tiempo para escapar, se viro un instante hacia la mujer y moviéndola con sutileza, para intentar que despertara sin hacer ruido alguno, pero extrañamente no lo logro, pareciera que se había sumido en un trance del que no despertaría, la miro con preocupación pero no hizo mas que abandonar la idea de despertarla y chasquear la lengua en forma de protesta, se quito su gabardina y tapo con ella a la mujer, antes de volver a mirar a través de los cortinajes, arrugo el ceño, y cerrando con el seguro aquella puerta, se dirigió hacia la opuesta en la que tan solo uno de los bandidos husmeaba buscando un botín, no abrió la puerta tan solo saco sus brazos por la ventana para aferrar el cuello del susodicho y golpearlo con la culata del arma dejándolo inconsciente, lo dejo caer suavemente contra el suelo para que el ruido de la caída no alertara a los demás. Aun así el no cedió en el intento de poder salir del lugar sin daños, sabia que el carruaje guardaría de cualquier daño a la mujer y por ello tras un ultimo vistazo a la dama y una sutil caricia, se bajo del carruaje cerrando tras de si la puerta y la ventana para evitar que les fuera fácil acceder al interior.

Abrió a prisa la puerta del carruaje y aprovechando el hecho de que ya no había nadie que vigilase aquel lado se acerco hacia la parte delantera donde intentaban bajar del carruaje al conducto sin lograrlo pues este les daba batalla entre patadas y latigazos esquivando los cuchillos con los cuales les amenazaba, el caballero de oscuros ropajes por su parte se dio la vuelta escondiéndose de la vista de los asaltantes y con la poca munición que tenia su arma, disparo atinando en la frente de uno de los bandidos que había amenazado al conductor con un rifle, logrando con ello que el disparo se perdiera en la lejanía sin causar mas problemas que un pequeño roce en el brazo de dicho hombre. El conductor por su parte al ver que su vida ya no corría tal peligro tomo mas confianza no le quedaban balas a los bandidos y los cuchillos eran fáciles de mantener a raya mas siendo dos como eran contra cuatro inexpertos luchadores.

-Cuando tenga libre el camino, haga que los caballos galopen cuan rápido puedan y saquenos de aquí, yo le abriré todo el paso que me sea posible.- Hablaba exaltado el hombre mientras se movía de detrás del conductor hacia la delantera para enfrentarse a dichos villanos haciendo acopio de sus habilidades con la espada abatiendo a mas de un bandido, que por heridas en las piernas o que habían perdido la vida se hallaban en el suelo, quedando tan solo dos en pie que ya no oponían apenas resistencia, fue entonces que el caballero dio un grito de aviso al conductor que a prisa puso a los caballos a galopar, mientras el mercader se aferraba a un lateral del carro para no quedar atrás y poder escapar de la posible recuperación de los bandidos que volvieran a asaltarlos o que mas refuerzos aparecieran para apoyarles.

Todo había salido bien, nadie fue lastimado mas que pequeños cortes que con algunos puntos, los mas graves, sanarían rápidamente,. El caballero miraba al camino esperando no encontrarse mas problemas, pero un disparo en ese momento se escucho no proveniente de muy lejos, ladeo la cabeza hacia atrás con un gesto de dolor, en busca del culpable de aquel disparo que el había alcanzado pero ningún bandido mostraba una arma de fuego en sus manos o no alguna que hubiera sido disparada hacia instantes, entonces, ¿de donde había llegado ese disparo? No tuvo tiempo para comprobarlo, pues se aferro mas si pudo al carruaje con una mano, mientras la otra la llevaba a su costado que sangraba entre las oscuras ropas. No era una herida grave o eso pensaba él que sin musitar palabra o grito solo hacia una mueca de dolor, esperando llegar al destino para que le pudieran revisar el disparo.

Aun así desde las sombras de un callejón una sombra miraba feliz y orgulloso la partida de aquel carro, admirando su trabajo bien hecho, aquella persona que tantos problemas le había acarreado tiempo atrás y que ahora no lo haría mas, era su único objetivo, mas no conocía la existencia de la dama dentro del carro, cosa que no seria de agrado para él cuando a sus oídos llegase dicha información.

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En este mundo al igual que en todos otros que puedas imaginar existe tanto el bien como el mal, la luz y la oscuridad, pero lo que deverdad no varia esque en todos aquello siempre habra una linea divisoria "las sombras" ya que en toda luz habra sombra y en toda oscuridad igual, y en ese preciso sitio es donde habito.

Sin mas te digo: elige un bando, que yo, ya lo he elegido: el punto de union es mi mundo... la sombra es mi hogar... y nadie me podra llevar hacia un lado en concreto soy neutral e inparcial.

Tu sabras que eliges pero mi mundo es dificil de soportar y no todos son capaces de habitar en el asi que :

Escoge bien.

Las sombras mi mundo y mi tranquilidad.

Eriel