lunes, 9 de agosto de 2010

El gato y el ratón, socios



El gato y el ratón, socios

Un gato conoció a un ratón y le habló tanto del gran cariño y la amistad que sentía hacia él que al final el ratón aceptó ir a vivir con él a una casa y administrarla conjuntamente.

-Pero para el invierno habrá que adoptar las precauciones necesarias; sino pasaremos hambre- dijo el gato. -Tú ratoncito, no puedes aventurarte de aquí para allá, pues al final me caerás en una trampa.

Se respetó el buen consejo y se compraron una ollita con manteca. Sin embargo, no sabían dónde ponerla. Después de una larga reflexión, el gato habló así:

-No conozco un lugar mejor donde pueda estar guardada que en la iglesia; allí nadie se atreve a robar nada. La colocaremos bajo el altar y no la tocaremos hasta que tengamos necesidad.

Pusieron a buen recado la ollita pero no pasó mucho tiempo sin que el gato le entraran ganas de ella y le dijo al ratón:

-Mira, ratoncito, una prima mía me ha pedido que sea padrino; ha traído un niñito al mundo, blanco con manchas marrones, y le tengo que sacar de pila. Déjame salir hoy y cuida de la casa tú solo.

-Sí, naturalmente- contestó el ratón. -Por Dios si comes algo bueno piensa en mí; de buen grado me gustaría beber del rico vino dulce del bautizo.

No había en ello nada de verdad, el gato no tenía ninguna prima y tampoco le habían pedido que fuera padrino de nadie. Se fue derecho a la iglesia, se deslizó hasta la ollita de manteca, empezó a lamer y lamer, y le quito la primera capa grasienta. Luego fue a dar un paseo por todos los tejados de la ciudad aprovechando la ocasión, y después se estiró al sol, relamiéndose los bigotes cada vez que pensaba en la escudilla de manteca. Hasta que no se hizo de noche no regresó a casa.

-Hombre, ya estás aquí otra vez- dijo el ratón. -Seguro que has tenido un día divertido.

-Sí, ha transcurrido agradablemente- contestó el gato

-¿Y qué nombre han puesto al niño?- dijo el ratón.

-”Empezado”- contestó el gato con sequedad.

-¡”Empezado”!- exclamó el ratón. -Sí que es un nombre extraño y raro: ¿es corriente en vuestra familia?

-¿Qué hay de malo en ello?- dijo el gato. -No es mucho más feo que “ladrón de migajas”, como se llaman tus padrinos.

No mucho tiempo después volvió el gato a sentir apetito.
-Tienes que hacerme un favor y cuidar otra vez de la casa solo; me han pedido por segunda vez que haga de padrino, y ya que el niño tiene una franja blanca alrededor del cuello, no puedo negarme.

El buen ratón se lo permitió, pero el gato se deslizó por detrás del muro de la ciudad en dirección a la iglesia y se zampó la mitad de la olla de manteca.

No sabe nada mejor- se dijo. -Que cuando se lo come uno solo.

Y se encontró feliz con lo que había hecho en el día. Cuando regresó a casa le interrogó el ratón.

-¿Cómo se ha bautizado a este niño?

-”Mediado”- contestó el gato.

-¡”Mediado”! ¿Pero qué dices? Ese nombre no lo he oído yo en toda mi vida, te apuesto a que no está en el santoral.

Al gato pronto se le hizo agua la boca y le apeteció volver a lamer.

-No hay dos sin tres- le dijo al ratón. -Otra vez tengo que hacer de padrino, el niño es totalmente negro, tiene solamente las patas blancas, y ningún pelo blanco en el cuerpo, y eso solamente pasa cada dos años. ¿Me dejas salir, no?

-”Empezado”, “Mediado”...- contestó el ratón. -Son unos nombres tan curiosos que me dan qué pensar.

-Claro, tú estás todo el día sentado en casa con tu sayal gris oscuro y tu larga trenza- dijo el gato, -Y te dedicas a coger grillos; eso pasa cuando no se sale de día a la calle.

El ratón, en ausencia del gato, limpió y puso toda la casa en orden; el goloso gato se tragó entera la olla de manteca.

Solamente cuando se ha terminado toda, se está tranquilo”, se dijo a sí mismo, y no regresó a la casa, saciado y gordo, hasta la noche. El ratón inquirió rápidamente el nombre que había recibido el tercer niño.

-No te va a gustar tampoco- contesto el gato. -Se llama “Acabado”.

-¿”Acabado”?- dijo el ratón. -Ese es el nombre que más me da qué pensar, no lo he visto escrito en toda mi vida... ¿”Acabado”? ¿Qué querrá decir todo esto?

Movió la cabeza, se enrolló y se puso a dormir.

A partir de ese momento nadie quiso ya que el gato apadrinara a nadie, pero cuando llegó el invierno y afuera no se encontraba nada, el ratón se acordó de sus provisiones y dijo:

-Gato, ven, vamos a buscar la olla de manteca que nos hemos reservado, verás qué bien nos sabe.

-Desde luego- dijo el gato. -Te va a gustar lo mismo que si sacas tu fina lengua por la ventana.

Se pusieron en camino y, cuando llegaron, la olla de manteca estaba en su sitio, pero totalmente vacía.

-Ah, ahora me doy cuenta- dijo el ratón. -De lo que ha pasado. Eres como para fiarse de ti. Ahora todo está claro, te lo has zampado cuando has ido a hacer de padrino: Primero “Empezado”, luego”Mediado” y luego...

-¿Te quieres callar?- chilló el gato. -Di una sola palabra más y te devoro.

El ratón tenía “Acabado” todavía en la punta de la lengua y apenas lo había pronunciado, cuando el gato dio un brinco hacia él, lo pescó y se lo engulló. ¿Ves? Así es la vida.

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En este mundo al igual que en todos otros que puedas imaginar existe tanto el bien como el mal, la luz y la oscuridad, pero lo que deverdad no varia esque en todos aquello siempre habra una linea divisoria "las sombras" ya que en toda luz habra sombra y en toda oscuridad igual, y en ese preciso sitio es donde habito.

Sin mas te digo: elige un bando, que yo, ya lo he elegido: el punto de union es mi mundo... la sombra es mi hogar... y nadie me podra llevar hacia un lado en concreto soy neutral e inparcial.

Tu sabras que eliges pero mi mundo es dificil de soportar y no todos son capaces de habitar en el asi que :

Escoge bien.

Las sombras mi mundo y mi tranquilidad.

Eriel